DIFICULTAD: MEDIA
TIEMPO: 10, 45 HORAS
“El Duero. Las *aceñas de Zamora.
El cielo luminosamente rojo.
Compañeros. Escribo de memoria
lo que tuve delante de los ojos.”
-Blas de Otero-*molino harinero
30/03/2013 Sábado de gloria.
Mereció la pena retrasar mi salida de El Cubo una hora. Después de servirnos el desayuno, me entretuve con Filiberto que me enseño sus cuadras, huertos y corrales, después me despedí de el y de su madre agradeciendoles su hospitalidad. Roland hacia rato que se marchó.
La caminata de esta jornada iba a ser larga y por un error mio, mucho mas.
Ahí estuvo mi error, en vez de seguir en paralelo con la vía durante 5 km., me desvié por un carril hacia el oeste y no me percaté de mi equivocación ( a pesar de disponer en el móvil de GPS y Google Maps ) hasta que llegue a la población de Mayalde, donde el propietario de una granja me puso al corriente y me indicó una pista de tierra por la que devía marchar para subsanar mi fallo sin tener que volver sobre mis pasos, se trataba pues de una larga recta de ¡¡ 8 kilómetros!! que enlazaba con el camino de Santiago. Furioso conmigo mismo no tuve mas remedio que recorrer esa distancia en un paso acelerado, pues al retraso de la salida, devía sumarle ahora este percance. Ni fotos, ni vídeos, ni mierdas.
Poco antes de entrar en el núcleo urbano se distingue a la derecha el convento del Soto con sus techos caídos pero que conserva fachada laboriosamente ornamentada.
Después tuve un momento de reposo en un poyete adosado a la pared del cementerio.
Salvado este obstáculo, se circula ahora durante un largo trayecto por un carril ancho y cómodo, a ambos lados los campos lucen en todo su esplendor la primavera estrenada una semana antes.
Ante mi apareció de frente el pueblo de San Marcial, pero antes de llegar a el, me desvío en un cruce a la derecha. Mas adelante distingo a mi derecha a lo lejos algunos tejados y la torre del campanario de El Perdigón pero también sin llegar a el, de hecho no cruzo por ningún otro pueblo en esta jornada hasta llegar a la propia Zamora.
El Perdigón, tierra de vinos |
Al fondo, San Marcial. |
Al cabo de un rato, paso frente a unos monolitos de granito un poco alejados del camino, pero me acerco a ellos para inspeccionarlos, se trata de tres piezas rectangulares rodeando un pozo de poca profundidad, formando también parte como elemento decorativo,colocados allí por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Zamora, cada uno de los tres monolitos, lleva inscrito mensajes de información y reflexión para el peregrino.
Me encuentro ya en la inmediaciones de Zamora, sus primeras edificaciones son granjas y almacenes agrícolas y después de bajar por la calle de una barriada limítrofe, llego al río Duero, sus aguas también venían crecidas engullendo en su orilla una área de recreo rodeada de arboleda.
Cruzo hacia la ciudad por su puente medieval. Pasadas las 8:30 de la tarde, comenzaba a oscurecer y me dirigí directamente al albergue, allí volví a encontrarme con Roland que llegó 4 horas antes.
Bastante cansado, solo salí a cenar en un bar cercano. Al día siguiente tendría tiempo de darme una vuelta para ver la ciudad.
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