miércoles, 8 de octubre de 2014

ETAPA 1ª: OVIEDO - SAN JUAN DE VILLAPAÑADA 30,5 KM.




 TIEMPO: 8 HORAS.
DIFICULTAD: ELEVADA



                                               ...pero yo caminaría 500 millas,  y caminaría 500 millas más
                                                  sólo para ser el hombre que camina 1000 millas
                                                  para caer frente a tu puerta...

                                                                      " I´m gonna be (500 milles)" - The Proclaimers-


                                                
Sábado 30 de agosto de 2014



Siguiendo el itinerario memorizado el día anterior, no tuve ningún problema para cruzar Oviedo partiendo desde la fachada misma de la Catedral y dejando atrás  la urbe caminando por la acera del barrio de la Argañosa. Luego los últimos residenciales y parques hasta salir a campo abierto donde comenzó a amanecer.


Las primeras horas de la mañana fueron frescas con una temperatúra excelente, ideal para la practica del senderismo.
Al cabo de unos 5 kilómetros aproximadamente a lo largo de una poco transitada carretera local, se llega al pequeño núcleo de San Lázaro de Paniceres, a la entrada de este hay una "panera" semi-derruida.



Una de las muchas cosas que he aprendido durante el transcurso de este viaje, ha sido saber distinguir  un "HÓRREO" y una "PANERA". El hórreo  es la construcción que está soportada sobre 4 pilares, si ese mismo habitáculo se sostiene sobre 6 o mas pilares, pasa a denominarse "panera" que por lo común suele ser de mayor dimensión. Pero en ambos casos, el uso de ambas estructuras viene a ser el mismo, el almacenaje de las cosechas de grano ó forraje. La "lasca" plana encima de cada pilar evita que los  ratones puedan acceder a la cosecha almacenada, como también lo hace la ausencia del último peldaño en las escaleras de acceso.






Volviendo al tema, se continua por la misma carretera en donde las señales nos van orientando sobre todo en los cruces, al mismo tiempo que preciosos paisajes rurales deleitan la mirada del viajero.


















 
 De esta forma alcanzamos tras 2,5 km. la aldea de Llampaxuga, donde nos recibe la Ermita de el Carmen. En la pared junto a la entrada, una pequeña puertezuela guarda un sello que esta a disposición de los peregrinos que quieran adornar una casilla mas en su credencial.




















Para continuar el camino no es necesario internarse por las calles de Llampaxuga ya que este, bordea la ermita y discurre ahora por una pista de tierra mas cómoda para el caminante. Alcancé a un grupo de peregrinos y junto a ellos cubrí la distancia entre las aldeas de Llubrio, Lloriana, La Bolguina y Fabarín en algo mas de 2 km. El dialogo con mis nuevos acompañantes se limitó a poco mas que las meras presentaciones, ya que estos solo hablaban en  los dos idiomas cooficiales en Bélgica, el francés y el flamenco, y yo solo se hablar en mi "cerrado" acento andaluz. Pero en posteriores encuentros en esta y otras etapas nos saludábamos como "Los Bélgias" ellos y como "Andalusía" yo.




 Se llega hasta el río Nora que marca el límite del municipio de Oviedo y cuyo cauce se salva a través del puente de los Gallegos. En la otra orilla se encuentra la localidad con el mismo nombre, ya perteneciente al municipio de Las Regueras.


El pequeño pueblo de Gallegos se atraviesa a lo largo por la carretera que forma su calle principal, al dejarlo atrás, se agradece abandonar el asfalto a mano derecha donde se inicia una estrecha y bonita senda en la que el caminante se relaja momentaneamente a través de su cubierta arbolada.









Y digo "momentaneamente" porque a llegar a un portón de una finca privada conocida como El Molino de Quintos, toca esforzarse en el siguiente tramo, comienza aquí el sufrido y pronunciado ascenso al Alto del Escamplero. En esta subida, noté en los cuadriceps de mis piernas los primeros reveses de la escasa preparación con la que venía a afrontar el      durísimo trazado de el camino primitivo sobre todo en su vertiente Asturiana.



Poco antes de coronar la cima del Alto, se produce una pequeña bajada el la localidad de Los Arroxos en la que el caminante toma un respiro para terminar de afrontar los últimos metros de subida.






Se circula ahora por la carretera AS- 234 abandonandola a ratos intermitentes por caminos de tierra para volver a retomarla de nuevo, de esta manera se cubre una distancia de 4 km. pasando por las localidades de Valsera y Picarín hasta llegar a Premoño.

Hasta aquí, se ha recorrido poco mas de la mitad de etapa.



Continuando hacia adelante, por una pista asfaltada primero y luego por un camino empedrado bajo las frondosas ramas de enormes castaños arboles frutales de menos tamaño. El camino se estrecha considerablemente convirtiendose en una serpenteante senda casi cerrada por helechos y matorral bajo.



En este punto del camino me dio alcance la joven Sandra, la chica valenciana que conocí en la espera de la apertura del albergue de Oviedo y que en su agradable compañía recorrí el resto de etapa.


Primero alcanzamos el núcleo de Paladín donde El Soto, unos de los afluentes que engrosan el río Nalón, parte en dos esta población.








Después de Paladín, se sigue hacia delante pasando  primero por Puerma en un tramo asfaltado, luego por una bonita senda arbolada que termina confluyendo de nuevo con la AS-234 en un trazado sin arcén que atraviesa la localidad de L´arache para llegar finalmente tras 4 km. aprox. de andanza a Peñaflor donde antes hay que cruzar su puente con el mismo nombre que salva las aguas del río Nalón.














Superada esta localidad, sobrevienen 3 km. mas por una pista de tierra que atraviesa una llanura conocida como Vega de Grado.
 La charla con Sandra hizo mas  llevadero este monótono recorrido, barajábamos las posibilidades de hospedarnos en el albergue de Grado con todo tipo de servicios en su casco urbano ó en el albergue de Villapañada 5 km mas adelante.




 Finalmente, llegamos a Grado y tras realizar una compras de avituallamiento en un supermercado, decidimos continuar mas adelante hasta San Juan de Villapañada.






5 últimos kilómetros en ascenso por la carretera de Acevedo salvando un desnivel de 200m. y pasando por las barriadas de La Barrera, El Cascayal y El Valle.


Fueron solo 5 km. pero parecieron quince, merced al cansancio acumulado, las ansias por terminar y la incertidumbre por encontrar ó no alojamiento.
A mi me volvieron a repetir las contracciones musculares en los cuadriceps y las cervicales. A Sandra le sobrevino un repentino ataque de tos y de ahogo que nos obligó a parar hasta que recuperó la respiración y pudimos continuar superando los últimos metros.




El albergue de San Juan de Villapañada no se nos apareció hasta dar el último de los pasos, camuflado tras la iglesia y ubicado sobre una ladera. Un alivio encontrar un lecho donde reposar y recuperarse del esfuerzo.


El elemento mas característico de este albergue es sin duda Domingo su hospitalero, afable y bonachón, apareció al cabo de un buen rato tras nuestra llegada cunado ya nos habíamos alojado junto con otros peregrinos que ya estaban y mas que vinieron detrás. Domingo puso orden en nuestras credenciales y dormitorios mientras explicaba las normas básicas de estancia en el refugio, atendió cada una de nuestras dudas respecto a las siguientes etapas ilustrándonos sobre cuanto deberíamos ver y hacer. Y ya en un tono mas jocoso, contó varias anécdotas divertidas que inevitablemente le ocurren en el albergue por el continuo transito de peregrinos durante los años que lo lleva regentando. En fin, que fue muy divertido y lo pasamos muy bien, pero tocaba descansar para afrontar la segunda etapa.
Sandra, en su necesidad de no caminar sola se unió a un grupo numeroso de peregrinos/as, todos muy jóvenes al igual que ella y juntos planearon el itinerario para el día siguiente.
Yo por mi parte, partiría en solitario y antes que ellos con la seguridad de que me darían alcance, como así ocurrió.

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