TIEMPO: 7, 30 HORAS.
DIFICULTAD: MEDIA
Mi patria en mis zapatos
mis manos son mi ejercito.
-El ultimo de la fila-
19 de noviembre de 2012.

Es fácil, a la salida del pueblo hay un cartel turístico en dirección a la ciudad romana, se sigue esta durante unos pocos metros para tomar otro carril hacia la izquierda sin asfaltar en dirección a la finca "Los Baldíos".
¡¡¡ ZUERTE, MAESTRO !!!
Después de esta "apoteósica" faena, me acordé de Mónica la hospitalera. Mujer, ¡¡ estas cosas se avisan !!
Al llegar hasta el me vino a la mente una escena de la película " 2001 Odisea del espacio" en la que unos simios se muestran cautos y sorprendidos ante un monolito rectangular surgido de pronto.
El Arco de Cáparra aparece altivo aparentemente en mitad de la nada, el viajero al pasar bajo sus 4 arcos, siente una ligera sensación de triunfo, a ambos lados de este se encuentran los yacimientos de la antigua ciudad romana de Cáparra (Municipium Flavium Caparense), vedados al público por vallas metálicas. Hice un descanso que aproveché para hacer un reportaje fotográfico del que aquí dejo unas muestras.
Me sirvió como referencia un muro de piedras paralelo al camino. Durante este recorrido, llamó mi atención el incesante graznido de numerosas especies de aves que pululaban por los humedales cercanos, sobre mi cabeza cruzaban incesantes bandadas de grullas (las mas ruidosas) y cigüeñas negras.
Alcanzo una carretera local por la que se transita a través de una mancomunidad de municipios que forman parte del valle de Ambroz, rodeado este por el valle de Jerte, las Hurdes, Plasencia y la sierra de Bejar al norte, hacia donde me dirijo.
La caminata por esta carretera es larga y recta, para enlazar después con la comarcal CC-15.2.Desde este cruce, distingo a mi derecha sobre la ladera de la sierra, las localidades de Casas de Monte y Segura del Toro.
Sigo avanzando y uniéndome cada vez mas a la autovía A-66 para finalmente pasar bajo ella y contactar con la N-630,carretera que ya no abandonaría hasta llegar a mi destino.
Una inscripción escrita en francés en uno de los pilares del puente de la autovía, aconsejaba al viajero a continuar por el asfalto de la N-630 hasta Aldeanueva, en vez de seguir por el camino, pues este describe una amplia curva incrementando el recorrido en 1km.
Seguí el consejo del "gabacho grafitero" y al cabo de 3,5 kilómetros, llegué a Aldeanueva del Camino tras 8 horas de caminata.
En síntesis:
"Ojos que no ven, chinches que no se sienten"
Contaba con muy pocos servicios, un par de habitaciones con colchones pero sin ropa de cama, agua caliente y frigorífico.
De vuelta al albergue, hacia frío pues no tenía calefacción. Mientras cenaba tenia una sensación de miedo pensando que era el único inquilino y que la puerta de entrada estaba abierta de par en par, me atrincheré en la cocina trancando la puerta con un sillón.
Esa noche dormí mal, aún metido en el saco, sentía frío y cualquier pequeño ruido me sobresaltaba. Pero pudo ser peor, ya que al ser en el mes de noviembre, no tuve problemas con molestos insectos (pulgas, chinches ó piojos) que en los meses de calor si hacen su aparición el este albergue semi-abandonado, como así me advirtió Vicente, el hospitalero del albergue de Baños de Montemayor en donde llegué en la etapa siguiente.
No sé si creerme la historia de los toros, jjj.
ResponderEliminarEn serio, acojonan.
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