DIFICULTAD: NINGUNA.
TIEMPO: 5 HORAS.
Y donde estemos, saber estar;
aunque sea ingenuo, no codiciar.
-El ultimo de la fila-
2/4/2013La salida de Benavente resultó complicada, como en todos los grandes pueblos y ciudades. El hostal donde me alojé distaba mucho de el camino que debía continuar, esa mañana no encontraba ninguna flecha o señal y en esa hora temprana poca gente en la calle, así que me guié por el sol saliente y caminé unos centenares de metros por el arcén de una carretera rumbo norte, al cabo vi venir un vehículo de la policía municipal y les dí el alto. Les solicité información mostrándole el escueto mapa de la ruta de esta etapa bajado de Internet. La patrulla la componían una señorita guardia joven y un municipal de mucha mas edad, fue este ultimo quien me informó de mi errónea dirección, pues sobre el mapa vio que tenía que pasar junto a la gasolinera Camino de Santiago, que estaba en otra carretera de salida bastante alejada del lugar donde estábamos, así que se ofreció a llevarme en el coche patrulla, gesto de amabilidad que agradecí profundamente, mas aún cuando vi en tiempo empleado para llegar a la gasolinera y que para mayor generosidad de la policía, avanzaron unos kilómetros mas hasta el punto kilométrico 4 (esa distancia que me ahorré de andar).
Bajé del vehículo junto a un hito con flecha amarilla para mi mayor tranquilidad y les agradecí por enésima vez a los pólis la ayuda recibida.
Otra vez subido en un vehículo policial, y van 3, una con cada fuerza del orden distinta, esta vez los Municipales, en la etapa 21, salida de Mérida con los Nacionales, y en aquella lejana primera vez con la Guardia Civil. A los dos primeros cuerpos del orden, muchisimas gracias.
Una vez retomada la dirección correcta, como dije anteriormente, rebasado el punto kilométrico 4 de la carretera Alcubilla, sale un sendero a la derecha entre una pequeña mancha de chaparros que como referencia atraviesa una vía de ferrocarril abandonada, pasa junto una cantera mal utilizada también como escombrera y por último pasa por un túnel bajo la autovía A-52, a través del cual ya se ven la casas de Villabrázaro.
Camino por su calle principal que atraviesa el pueblo.
Un lugareño con el que mantuve conversación me indicó que mas adelante pasaría junto a una granja de "jatos".
- Jatos, ¿que es eso?-pregunté.
-Terneros jóvenes.
-Ahh.
Rebasado el puente sobre el arroyo de Regueras que alimenta al río Orbigo, comienza una carretera de asfalto viejo de 8 km. que me llevaría a Maire de Castroponce.
Efectivamente, llevado recorrido unos 3 km. pasé junto a una enorme granja dividida en numerosos corrales todos vacíos, los terneros se encontraban apiñados en un vallado junto a la carretera, me acerqué a ellos pero se mostraban muy esquivos. Una duda, ¿como se llama a las vacas?. A los perros con silbidos, a los gatos ¡minino, minino!, a los cerdos ¡inoh, inoh!, a las cabras chasqueando la lengua..., pero ¿a las vacas?
5 kilómetros mas por esta carretera de escaso tráfico que cruza la comarca de Benavente y los Valles, regada por el río Orbigo, serpenteante a mi izquierda. Al final, diviso frente a mi Maire de Castroponce, a la entrada de esta población llama mi atención una gran cantidad de cuevas horadadas sobre el terreno con numerosas ¿chimeneas? ó ¿respiraderos? emergiendo a la superficie, me parecieron similares a las viviendas de los Hobbits en "El señor de los anillos".
Intrigado, exploré un par de ellas en estado de abandono. La entrada es en pendiente hacia abajo hasta toparme con una puerta de madera que me impide el acceso. La primera cueva tenía una sola estancia, la segunda, al fondo de la misma se dividía en cuatro habitáculos, todos cerrados pero que a través de un ventanuco vi que en ellos se guardaban enseres para la elaboración y almacenamiento de vino.
Satisfecha mi curiosidad, sigo mi camino que cruza el pueblo hasta dejarlo atrás. En el cielo se estaban formando grandes nubarrones que presagiaban lluvia pero que por el momento la climatología me estaba dando una tregua en mi andadura.
A poco, alcanzo el limite provincial de León, una breve pose para la foto y continuar la marcha, pues ya comenzaban a caer esporádicas gotas de lluvia.
Dos kilómetros mas adelante, cruzo el río Orbigo por el puente romano de la Vizana, a mi derecha hay otro puente de mas moderna construcción y mas utilizado por el tráfico rodado. Bajé a la misma orilla del río para observar como sus crecidas aguas anegaban algunas parcelas de cultivo lindantes con el.
A continuación, ya en el último tramo de la etapa, me incorporé a la carretera LE- 114 para cubrir la distancia que me separaba de Alija del Infantado, al mismo tiempo que comenzó a caer una tromba de agua.
Al llegar al restaurante, la juez aparcó y abrió el maletero para que yo recogiese la mochila y el bastón, le agradecí la ayuda prestada. Habían llegado ya numerosos invitados al almuerzo, todos muy bien trajeados y engalanados, me dí cuenta que también había varios medios de comunicación, radio y televisión local y provincial (RTVCyL) . ¿Quien coño viene a comer aquí hoy?- Me pregunté.- Mas tarde lo averigüe y me aproveché de la circunstancia.
Se trataba de un almuerzo de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco con altos cargos municipales de Alija del Infantado, alcaldes de localidades adyacentes y "lameculos" varios, recientemente he visto por televisión un programa sobre los " caciques" de la política actual española en el que este personaje no sale bien parado.
Para mi alojamiento en el albergue, me atendió José que también era el dueño y cocinero del bodegón. Me acomodó en una de las dos habitaciones habilitadas para refugio de viajeros. Yo era el único peregrino aquel día.
Recién instalado en la habitación, a través de un enorme ventanal, vi que el cielo se oscurecía por momentos y comenzó a caer una intensa granizada. Ufff... Por poco.
Luego bajé al comedor para almorzar y me topé con todos los comensales vestidos para la ocasión, en aquel ambiente, yo desentonaba mas "que un santo con pistolas." José vino en mi auxilio para colocarme en un reservado junto a la cocina al lado del asador, agradecí su calorcillo. Además comí el mismo menú que sus "señorías" ( ensalada de pasta cocida, churrasco con guarnición, ensalada de verduras y pastel de hojaldre con frutas,vino y café ) y a precio de peregrino (8 €). Begoña, la mujer de José, muy amable y agradable en el trato, se encargaba de servirme primero antes que al resto de los comensales. Me sentí como Dios ante tal festín, mas aún después de tantos días a bocadillos.
La lluvia no cesaba, por lo que pasé el resto de la tarde sesteando en la habitación.
Cuando la reunión acabó y los invitados se fueron, José y Begoña pasaron por la habitación a despedirse, los martes en condiciones normales no abrían y al día siguiente abririan tarde, después de que yo me hubiese ido. Me sellaron la credencial, me sirvieron la cena y el desayuno del día siguiente en la misma habitación.
¡Así se las ponían a Fernando VII!
Solo decir que quedé encantado con el trato recibido y mi mayor agradecimiento ante tan maravillosa acogida.