jueves, 27 de marzo de 2014

ETAPA 50: OLVEIROA - FISTERRA 34,9 KM. --- EPÍLOGO


DIFICULTAD: MEDIA.
TIEMPO: 8 HORAS.

                               A ver si el cielo removiera el suelo juntando tu norte y mi sur.
                                                                                          "Adolescentes"- Kiko y Shara-


16 de Octubre de 2013.

50 etapas, pues me ha salido una cifra redonda.
Esta si fue definitivamente la última de mi aventura de peregrinación por el camino de Santiago, y  el día comenzó del mismo modo que acabó el anterior...Lloviendo.
Desayuné bien temprano en el único bar abierto y con la ventaja de estar situado en el recorrido de el camino. Después para salir del pueblo, bastaba con seguir la misma dirección que el agua de lluvia, calle abajo.


Unos metros antes de llegar a la carretera CP-3404 se tuerce a la izquierda y se toma un carril que se dirige directamente al río Xallas, en un tramo ancho y caudaloso debido a que mas adelante se encuentra el embalse de Ponte Olveira.
Continuo ahora por una senda embarrada situada en la ladera de un monte, como referencia tenía el cauce del río a mi izquierda y una hilera de aerogeneradores a mi derecha, vistas que la pertinaz lluvia y una espesa niebla baja apenas me dejaban ver. Por este carril cruzo por un puente que salva las aguas del río de Hospital y mas adelante (4 km. aprox) entro en el primer pueblo de este trayecto, Logoso.
Transito por su calle principal pasando junto al albergue-bar que estaba abierto. No me detuve y tras pasar el pueblo, de nuevo por un sendero de tierra durante 1 kilómetro mas hasta interceptar, esta vez si, la carretera CP-3404, sobrepasando a mano derecha la aldea de Hospital.
Tocaba asfalto, 1 kilómetro mas por esta carretera hasta alcanzar una adornada rotonda en donde el camino se bifurca, aquí es donde el peregrino opta por seguir de frente en dirección a Muxia ó en mi caso, girar a la izquierda tomando la CP- 2302 dirección a Fisterra.

Por esta carretera solo se circula durante una breve distancia, practicamente el recorrido justo de pasar frente a la fachada de una enorme y vieja fabrica. Después se cruza la carretera para continuar por un carril que surge a la derecha y que discurre entre matorrales, pinos y esporádicas manchas de eucaliptos.
Afortunadamente, la lluvia poco a poco fue a menos hasta que dejó de caer y la niebla comenzó a levantarse.
En este punto también coincidí con un peregrino sudafricano, caminamos juntos unos cuantos kilómetros, nos presentamos pero no recuerdo su nombre, y es una pena porque aunque la conversación que mantuvimos se desarrolló en ingles (no me enteré de la mitad de lo que me dijo), si me hizo saber que fue jugador de fútbol de la Premier League (Liga inglesa) allá por los años 70.

Avanzamos a muy buen ritmo, merced al paso rápido que llevaba mi compañero de viaje. Así, pronto llegamos a un cruce con una carretera local donde esta ubicado el cruceiro Marco do Couto, a unos 2,5 km. de la bifurcación de Fisterra- Muxia, y 2 km. mas adelante bajando hasta el fondo de un valle, esta la pequeña ermita de Nuestra Señora de las Nieves, rodeada de extensos prados verdes. Aquí hice un alto para descansar y desembarazarme del impermeable. El exfutbolista se despidió y continuó a su ritmo.


 Decir también que tras la aldea de Hospital, se presenta un tramo de unos 14,5 kilómetros a través de monte sin la presencia de ningún poblado o aldea hasta llegar a Cee.


Lo dicho, continué mi caminata de nuevo en solitario recorriendo el monte Lousado durante 6 km. mas hasta llegar junto a un mojón con forma de pequeño obelisco grafiteado muy explícitamente. En este punto alcancé ver EL MAR.

El otro mar... El Atlántico, desde que hacía mucho tiempo había dejado atrás mi mar, el Mediterraneo.
Sentí una sensación extraña, una especie de congoja. Hacer este viaje a través del interior de este país partiendo desde una orilla alejándose de ella paulatinamente cada vez mas hasta llegar a la otra después de tantas y distintas etapas, me sentí raro... Quizá fue la reacción de ver tan cerca ya el final de mi camino, que esto se acaba, que ya no hay mas.

El terreno comienza ahora a bajar. El descenso es de algo mas de 3 km., brusco y el firme muy irregular, pues se notaba que el agua de lluvia había corrido produciendo barranqueras en el camino con mucha piedra suelta.


Entrando en Cee.
Primero se alcanzan las casas dispersas entre si de la barriada de Os Camiños Chans, para finalmente desembocar directamente en el puerto industrial de Cee.


Recibí una llamada telefónica que me instó a hacer una gestiones de documentación urgentes, por lo que precisaba de un establecimiento con servicio de fax ó correo electrónico. Me vino al pelo encontrarme  en ese momento en Cee, pues en esta localidad se puede encontrar ese ó cualquier otro tipo de servicios, ya que Cee es la localidad mas grande y poblada de toda la Costa da Morte.
Después de informarme de dirigí a un establecimiento cercano al Centro Comercial Finisterrae, donde la amabilísima empleada del estudio fotográfico Foto-Fuentes (que menos que hacerles publicidad por lo bien que me trataron) no solo resolvió mi problema de tramitación documental, sino que al llegar la hora de cierre del local al medio día, de ofreció para llevarme en su coche hasta la cercana localidad de Corcubión ( tan solo a 10 minutos en coche) donde ella residía, ahorrandome el transito por las calles de Cee + 1,5 km. de camino (algo es algo).


Iglesia gótica de San Marcos en
Corcubión
Aunque la amable dependienta quiso dejarme a la salida del pueblo, preferí quedarme en una plaza céntrica de Corcubión y deambular un poco por las calles de este pequeño núcleo pesquero.

Vista de Corcubión desde el Puerto de Cee.













Quedaban ya pocos kilómetros para el definitivo final de esta aventura, concretamente 10.
Asciendo ahora hacia el alto de San Roque alejándome momentaneamente del litoral, una vez hecho cumbre, volviendo la vista se divisa una amplia panorámica del golfo de Cee y Corcubión, unas bonitas vistas de sus puertos y playas.

 Golfo de Cee- Corcubión
desde el alto de San Roque
A continuación, me incorporé a una carretera comarcal AC-445, por ella recorrí las aldeas de Amarela, Estorde y Sardiñeiro.
Amarela
Playa de Estorde
Sardiñeiro










Sardiñeiro
 A la salida de esta última se evita el asfalto por un carril alejado pero en paralelo a la carretera en un nivel superior que permite también deleitarnos con muy bonitos paisajes.



Finisterre desde el mirador.



El sendero desemboca de nuevo en la susodicha carretera a la altura del mirador de Finisterre. Tan solo unos metros mas adelante hay un desvío a la izquierda donde nace un sendero en vertiginoso descenso que conduce hacia una cala tranquila de blanca arena y evita una curva de asfalto pero no "ataja" ni resta distancia alguna y además hay que ascender de nuevo todo lo bajado.



El siguiente desvío también a la izquierda, si se aparta definitivamente del asfalto y viene a desembocar a la playa de Langostería donde el contacto de mis pies sobre la superficie blanda e inestable de la arena me produjo una sensación cuanto menos un poco rara.


Tenía ante mi el casco urbano de Fisterra a escasos 3 km., distancia que salvé a través de un paseo marítimo entre pinos tras unas dunas.




A Fisterra se accede por el barrio de San Roque, recibe al viajero un cruceiro de piedra conocida como Cruz de Baixar. Acto seguido me dirigí directamente al albergue publico donde tras aportar la      documentación y el estampado del último sello en mi credencial y tercero desde mi salida de Santiago, recibí el documento oficioso de la "Fisterrana".


El albergue estaba atestado de peregrinos y algún que otro turista. Conocí a algunos de vista pero me hizo mucha ilusión encontrarme de nuevo con "el bueno" de Alessio, que me comunicó su intención de continuar al día siguiente hacia Muxia, para después volver a su país.
Me abordaron también los omnipresentes "italianos cachondos" (seguía y sigo sin saber sus nombres),  recibí un cordial zarandeo acompañado de jocosas bromas como no podía ser menos viniendo de ellos.
Era temprano sobre las 17:30 horas, mi intención era subir mas tarde al faro, de modo que hice tiempo en instalarme y descansar.
A la caída de la tarde me dispuse a afrontar los poco mas de 3km. que separan el pueblo del faro de Fisterra, en ascenso cómodo  por la carretera y libre de peso en mi espalda. Si me acompañó mi bastón, la humilde y retorcida vara de retama que corté allá por tierras cordobesas cuando inicié el camino en solitario, usándola para ahuyentar unos perros que me salieron al paso en mi ascenso al Puerto Calatraveño. ¡¡ Joer, cuan lejos queda ya eso en la distancia y en el tiempo !!



Se supera primero una escultura que representa a un peregrino azotado por el viento  y un cruceiro de granito al borde de los acantilados para llegar a la altura de un "mojón" jacobeo que indica el km.0 anclado en la explanada frente a la fachada del edificio que alberga el faro.







Como manda la tradición, busque un rinconcíto entre la piedras de los acantilados para quemar alguna prenda u objeto personal, los zapatos no, ¡NI PENSARLO!, que me costaron una pasta. Como acto simbólico prendí fuego a los papeles con el itinerario de esta última etapa y apuntes personales.

Después me entretuve en hacer fotos del lugar en espera de realizar un reportaje gráfico con la caída del sol. Como yo, muchos eran los visitantes y curiosos que esperaban también ese momento, desdibujado en parte por un cielo nuboso.


 Un hecho tan cotidiano como una puesta de sol, en este lugar se emana un cierto halo de misticismo. Este mismo sol que ya entonces desde este mismo lugar el general romano Décimo Junio Bruto observaba temeroso como el astro rey era engullido por las aguas del Mare Tenebrosum.































Al día siguiente, el albergue debía  quedar libre a las 9 de la mañana, en espera a que saliese el autobús deambulé por el  puerto de Fisterra. Tomando el sol, oliendo a pescado y a aguas paradas, observando el ir y venir de los marineros, escuchando sus conversaciones ( que no entendiéndolas).
































                                                                                                     


El autobús que me devolvió a Santiago cargado de turistas japoneses,tardó mas de tres horas en llegar a destino, eso si, en un recorrido muy bonito bordeando toda la Costa da Morte. Luego ya en Santiago, también tuve mucho tiempo para hacer turismo por la ciudad antes de coger el tren a Madrid.

La biblioteca
Precioso fragmento de la fachada
del estadio Santiago Bernabeu.




Sol

Cibeles


♪♫ ...y en el reloj de antaño
como de año en año...  ♫
Guardando cola... Yo es que soy un buen "mandao"










¡¡Total, pa ná!!
Nada tuve, nada tengo...
Y probablemente nada tendré.
¡¡¡ Un palooo, es un palooo!!!

 Y de Madrid... no al cielo, a Almería... a mi casa.


♫♫Te he echado tanto de menos
patria pequeña y fugaz...
...tierra absurda que me hizo absurdo...
♪♪♫



Epilogo.

Este blog surgió con la intención de relatar en él (como así ha sido), mis andanzas iniciales en grupo y en solitario acabadas, durante la travesía por el territorio nacional partiendo desde El Ejido para llegar a Santiago de Compostela.
¿Porque este destino?
Nada de fervor religioso, ¡cuan lejos de mi intención! Ni en cumplimiento de alguna promesa realizada, ni tan siquiera por superación personal. Nada de todo eso, fue tan solo por mis ganas de viajar y de ver paisajes distintos a los cotidianos. Viajar a pie, paso a paso de una forma sosegada es la mejor forma de percibir los paisajes y captar las imágenes que se van tornando ante la mirada del viajero.
También es satisfactoria la lentitud con la que se produce el desplazamiento, pues invita al razonamiento, la reflexión y a la imaginación. Tales elementos conllevan a veces a realizar también un viaje interior e intimo.
Entonces, ¿porque no cualquier otro destino?
Por que el camino de Santiago, mejor dicho, los caminos hacia Santiago son rutas ya establecidas y bien señalizadas que ayudan al viajero a avanzar a través de ellas sin la incertidumbre de si estar siguiendo o no el itinerario correcto.
Además, estas rutas disponen de una infraestructura de albergues y alojamientos con distintos servicios que abaratan considerablemente el coste económico para la realización de este viaje.

Finalizada esta aventúra, no quiero echar el cierre definitivo a este blog, al menos no por ahora.
Realizar el Camino de Santiago es una experiencia tan gratificante como sufrida a veces y "engancha". Por eso tengo en mente la posibilidad de llevarlo a cabo otra vez, en un proyecto no tan ambicioso ni tan "Kafkiano" como este que acabo de terminar, pero si por una ruta que a priori se presenta mas bonita y placentera, dado el terreno a recorrer.
Pero todo depende de varias circunstancias, razón por la cual no voy a adelantar acontecimientos por si todo queda en eso, un proyecto.
De poder realizar otra vez el camino, daré habida cuenta de ello aquí.
Gracias a todos los que me habéis seguido.

G3