DIFICULTAD: MUY ALTA. (El itinerario, la lluvia y el viento)
TIEMPO: 7 HORAS.
Todo el día llovió...
El último de la fila.
15 de Octubre de 2013, martes.
Todo el jodido día estuvo lloviendo, a cántaros sin ni un solo minuto de tregua, es la idiosincrasia de estos lares. Y para mas "inri", en una etapa de las mas largas. Ya sentí caer el agua durante la noche anterior sobre el tejado del albergue, y mantenía la esperanza de que al comienzo de esta etapa mejorase el tiempo, pero no, de modo que no quedaba otra que pertrecharse bien y ¡ en marcha!
Son escasas la fotos que pude tomar en esta jornada, por dos razones bastante obvias: 1º para que no se mojase la cámara y 2º para no parar y demorar en demasía el paso.
Para iniciar esta etapa, partiendo del albergue se retrocede un poco por la carretera que lleva a él y se toma un carril asfaltado que surge a mano izquierda y que pasa por el cercano y diminuto núcleo de San Xulian.
Superado este, el asfalto se acaba y comienza un sendero por un tramo boscoso y empinado, se habían formado numerosos charcos y el agua corría camino abajo, dificultando aún mas el caminar.
Incendio en el Alto de la Cruz. |
Subiendo al Alto de la Cruz |
Al cabo de unos 1,5 km. se intercepta la carretera CP-5603 y por el arcén de esta se llega a la localidad de Zas.
Se cruza esta aldea y de nuevo volvemos otra vez un camino bordeado con muro de piedra. Este tramo es un poco mas largo, que pasa por las localidades de Rapote a los 3,8 km., y A Pena1,2 km. mas adelante.
En este punto se accede otra vez a la carretera CP-5603 para recorrer sobre ella la distancia que separa hasta Vilaserío. En circunstancias normales, este tramo se tornaría muy pesado y monótono, pero aquel día, agradecí este transito evitando el chapoteo en el agua acumulada en charcos en los caminos de tierra.
En realidad, gran parte del itinerario en esta etapa se desarrolla por asfalto, bien por carreteras locales y comarcales importantes ó por caminos también asfaltados a través de grandes extensiones de campos de cultivo, sobre todo maíz. Son muchos los núcleos urbanos y aldeas por los que el camino pasa junto a ellos, apenas rozándolos. Razón por la que tuve aquel aciago día muy pocas opciones para descansar y resguardarme de la lluvia.
Recorridos algo mas de 2 kilómetros, llego a Cornado, es el último pueblo del Concello de Negreira.
Por él si atravieso por su calle principal, pero pronto lo dejo atrás para dirigirme hacia Maroñas, parroquia esta perteneciente al Concello de Mazaricos, a la que llego tras superar 5 largos kilómetros de camino asfaltado. Un kilómetro mas por la carretera AC-403 para llegar a Santa Mariña y a continuación, un desvío a la derecha y de nuevo un largo recorrido 8,3 km. aprox. entre campos de maíz y de pasto para ganado, pasando junto a las localidades de Gueima y Vilar do Castro, donde me refugié momentaneamente de la lluvia bajo la cubierta de un establo de vacas.
Cementerio de San Cristovo de Corzón |
Río Xallas |
Desde este punto, ya solo me restaban un par de kilómetros mas de transito por la misma carretera para alcanzar Olveiroa, mi meta en esta etapa.
Dependencias del albergue municipal de Olveiroa |
A pesar de que realicé esta etapa bien equipado de chubasqueros e indumentaria impermeable, lo cierto es que terminé totalmente calado, con la ropa interior totalmente mojada desde media jornada que acabó produciéndome rozaduras por todas partes. Tampoco hice parada en ninguno de los pocos pueblos por los que discurre el camino, por las ansias de acabar cuanto antes. No tuve oportunidad de abastecerme de comida durante el recorrido. De modo que acabé el día mojado, hambriento, pero sobre todo cansado, muy cansado, tanto que una vez me hube secado y aseado, no me quedaron fuerzas para recorrer el pueblo y buscar un sitio donde comer, que por otro lado en la calle seguía lloviendo. Así pues, me limité a cruzar la calle para entrar en el recinto usado como cocina-comedor, había un fuego encendido y coloqué cerca de él mi ropa para que se secara y aproveché para asar un puñado de castañas que fui recogiendo durante el trayecto. Esta frugal merienda- cena ( 6 de la tarde), la compartí con Monsieur René, un "gabacho" de origen catalán que también se arrimó al fuego, él aportó la conversación y una lata de coca-cola, y yo las castañas.
Como se puede observar, nada relevante me ocurrió en esta penúltima etapa marcada por las inclemencias meteorológicas.
Cansado, me metí muy pronto en el saco y me dormí mientras le rezaba al Dios de la lluvia para que me otorgase una tregua que me permitiese al día siguiente acabar con buen tiempo mi camino y poder disfrutar de él.
Dios de la lluvia apiádate
de las bestias y de mí, pobre mortal.
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