sábado, 27 de octubre de 2012

ETAPA 20: SAN PEDRO DE MÉRIDA - MÉRIDA 15 km.

DIFICULTAD: NINGUNA
TIEMPO: 4 HORAS.

Háblame de tu hogar, Máximo.
Está en una colina cerca de Emérita Augusta...hay un huerto con aromas a hierba durante el día,
tras la cerca hay un álamo enorme, manzanos , higueras, perales.
La tierra, Marco, es tan negra como el cabello de mi mujer.
                                                                                                  -Fragmento de la película " Gladiator"-

Las circunstancias ya mencionadas que ocurrieron en la etapa anterior y que me impidieron igualar distancias con esta otra, hicieron que me tomase esta jornada con tranquilidad y a la vez mucha espectación por llegar a Mérida. Los pocos kilómetros que me separaban  los cubriría en esa mañana para después por la tarde hacer una "tourist route" por esta ciudad.

San Pedro de Mérida
Al ser una etapa tan corta, no fue necesario madrugar mucho por lo que disfruté de un ratito mas de cama y salí de San Pedro con el sol salido.


El primer tramo de esta ruta se desarrolla por asfalto, concretamente por la carretera nacional Madrid - Badajóz, utilizada como vía de servicio y que va paralela a la autovía  A-5.

Trujillanos
En algo mas de una hora, cubro la distancia de 7 km. y llego al núcleo urbano de Trujillanos, pueblo este que forma parte de la
Comarca de la Lácara.




Como iba sin prisas, decidí tomar un refresco y desde el mismo borde de la carretera vi un bar-hostal pero este se encontraba cerrado por reformas. En este punto quiero hacer referencia al dicho popular de que:                                             
                                            " EN TODOS LOS PUEBLOS HAY UN TONTO"
 Pues mira que acierto tuve en dar con el, que además de tonto con "mala leche".
Al encontrar  el bar cerrado, me adentré por las calles de Trujillanos, vi a un muchacho entrado en carnes de unos treinta y tantos años paseando un perrillo de esos de marca.
- ¿Hay mas bares además de este en el pueblo? - Le pregunté.
- No, están todos cerrados. -Respondió mientras negaba ostensiblemente con la cabeza.
Me pareció extraño que es esas horas del día no hubiese ningún otro bar disponible dado la densidad de población. No fiándome de la contestación y los ademanes de mi interlocutor, seguí adentrandome por la calle principal donde al fondo veía la silueta de la iglesia tras unas casas.
Parroquia de la Santísima Trinidad
- ¿Donde vas?, pues no te he dicho que están "tós cerraos".
- Ya, pero también quiero ver la iglesia. - Mentí
- También esta cerrada. - Me contestó mientras me seguía a buen paso llevando casi a rastras por la correa al perro.
A una señora que estaba barriendo la acera le pregunté también, esta me indicó que podía tomar algo en el bar de la 3ª edad detrás de la iglesia.
-¿Pero está abierto?- pregunté  elevando el tono de voz para que lo oyese el tonto y su perro.
- Si claro.
Me giré y vi que el tonto había dado media vuelta y se alejaba.
"Tanta paz lleves como descanso dejas" - pensé en decirle a modo de despedida.


Higos para el engorde animal
Después del frugal refresco, volví de nuevo a la carretera, esta cruza la autovía por una paso elevado donde nada mas cruzar al margen izquierdo, dejo el asfalto por una ancha pista de tierra de unos 8 km. aprox. que transcurre llana entre extensos campos de cultivo.



Mérida al fondo
 El paso de ciclistas circulando en ambos sentidos era constante y numeroso.
La silueta urbana de la cercana ciudad de Mérida se hacia visible al final del camino.






Antes




Poco antes de completar este tramo, pasé junto a un extenso viñedo donde una enorme maquina daba pasadas por encima de cada espaldera, mi curiosidad por ver de cerca como se realizaba ese trabajo hizo que dejase mi mochila en una orilla de la finca y cámara en ristre hice fotos de esa labor, previo consentimiento del dueño de la explotación.
Después









 Después para no demorarme mucho para buscar el albergue en cuanto entrase en Mérida, hice un alto para comer y poner a secar la ropa lavada el día anterior.

 
 Por ultimo solo restaba recorrer un par de kilómetros mas y hacer entrada triunfal en Mérida dejando constancia gráfica del momento.




                                                        BUENA GENTE ( Primera parte )
Tras cruzar de un extremo a otro de un polígono industrial, llegué a una intersección de dos avenidas, pregunté a un viandante joven por el albergue, este me dijo que para llegar tenía que cruzar toda la ciudad de Mérida hasta el río Guadiana y me indicó que debía hacerlo por una de las dos avenidas, concretamente por la de Reina Sofia. Así pues me puse en marcha y cuando hube recorrido no pocos metros por el arcén izquierdo,un coche venía frente a mi haciendo señales de aviso con las luces, se paró a mi derecha y el conductor me preguntó si buscaba el albergue a ver mi pinta de peregrino, me dijo que iba en dirección equivocada y me invitó a subir al coche para dejarme en la correcta.
Se presentó como Luís, Antiguo directivo de la Asociación del Camino de Santiago y que había realizado el camino varias veces por distintas rutas. Me devolvió de nuevo a la unión de las avenidas, los dos bajamos del auto.
-Coje toda esta avenida  ( Avd.Rey D. Juan Carlos I ) todo recto hacia abajo sin dejarla en ningún momento, llegaras al puente de Lusitania, muy cerca en la orilla del río esta el albergue.
-"Así se las ponían a Fernando VII".- comenté a Luís que entendió la frase hecha con la que le daba las gracias.
- En la pared del albergue,-comentó- hay un póster grande con un poema referente al camino sobreescrito en una fotografía de una mochila. Esa mochila es la mía.
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Aunque Mérida es una ciudad pequeña y recogida, atravesarla a pie de punta a punta requiere una buena caminata y esos kilómetros no se contabilizan en el cómputo total de la etapa.


Puente de Lusitania
Tal y como dijo Luis al final llegué al puente de Lusitania y junto a el estaba el Albergue para peregrinos "el molino de pan caliente".




 
  Lo encontré cerrado pues tenía horario de apertura y cierre, así que fui a comer a un bar cercano para hacer tiempo a que abriese. A las 5 de la tarde volví y en la puerta conocí a dos peregrinos
 esperando también a que abriese. Martín (Alicante) y Eric ( Bélgica ) hacían el camino en bici por la ruta Vía de la Plata desde Sevilla, nos abrió las puertas otro peregrino, Vicente ( Valencia ) y dentro dos peregrinas mas, estas eran dos francesas cincuentonas que no entendían     " ni papa" de español.
Una vez instalado, me dí una relajante ducha, hice la colada y descansé un rato. Mas tarde, daría una vuelta por la ciudad.


                                          Así mis pies descienden la cuesta del olvido,
                                               fatigados de tanto andar sin encontrarte.

                                              


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