miércoles, 26 de diciembre de 2012

ETAPA 22: CRUCE DE LAS HERRERÍAS - VALDESALOR 22.5 km.





TIEMPO: 7 1/2 HORAS
DIFICULTAD: NINGUNA


 Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja.
                                                                                                                         - San Agustín -

 
6 de septiembre de 2012.

 Me encontraba ya recuperado de la deshidratación sufrida del día anterior, 11 horas durmiendo del tirón y un copioso desayuno antes de echar a andar me dieron las fuerzas necesarias para afrontar una jornada mas de camino.

Al final, Julian (creo que así se llamaba) aquel camarero que me sirvió el desayuno en el bar de Aljucen, tenía razón. El me recomendó hacer morada en el cruce de la Herrerías sin tener que llegar a Alcuescar, con ello me ahorraría unos 5.5 kilómetros ó mas, esto lo comprobé al comienzo de esta etapa, caminando por la carretera nacional 630 durante algo mas de 1.5 km. en paralelo con el cordel de Mérida. las luces de Alcuescar quedaban muy hacia el este cuando me incorporé de nuevo al camino señalizado como el de Santiago.

Al abandonar la carretera, continué el camino por un cómodo sendero de tierra entre encinas.
Los primeros rayos de sol incidían sobre un precioso paisaje adehesado y la temperatura era la ideal. Marchaba relajado, disfrutando de las vistas, lento...


 
  Al poco rato de incorporarme a este tramo, me dieron alcance tres peregrinos que venían de pernoctar en Alcuescar, tres señores algo mas mayores que yo, franceses y no hablaban "ni papa" español, aún así todos hicimos un esfuerzo por presentarnos y darnos a conocer de forma cortes. Ávido de compañía, apreté  el paso para caminar junto a ellos, no importaba que no mantuviese conversación con ellos, me sentía como un perrillo abandonado que se arrima y sigue a la primera persona que se cruza con el, sintiendose protegido aunque esa persona no le hiciese caso alguno.

Así, marchando con el grupo de "gabachos", llegamos al pequeño poblado de Casas de Don Antonio, cruzando por su precioso puente medieval que cruza en río Ayuela.


 El trazado del camino no se interna en el pueblo, de modo que mis fugaces compañeros de viaje, continuaron la ruta y me despedí de ellos pues yo me demoré en la marcha recorriendo las calles de la población buscando alguna tienda donde comprar algo de comida pues en la mochila no me quedaba absolutamente nada. En la etapa del día anterior fue en su mayoría a través del Cornalvo y donde la finalicé, Cruce de la Herrerías, no había ningún comercio y aunque lo hubiese habido, llegué muy exhausto como para ir de compras.
En Casas de Don Antonio y en esa hora ( 8:30 A.M.) estaba todo cerrado, así pues continué mi andanza ligero de equipaje, tanto en la mochila como en mi estomago."Hambre que espera hartura, no es hambre ninguna".


Tras dejar atrás Casas de Don Antonio, el camino transcurre muy cerca y en paralelo con la N-630, coincidiendo también con el trazado de una calzada romana. A unos 2 km.aprox. me encuentro con el primero de los cuatro miliarios que se pueden ver en esta etapa. Este primero (XXVII) ha sido utilizado como piedra para la construcción de un "balate".







 El segundo (XXVIII) separado del anterior a una distancia de una milla romana, 1480 m.,esto es, cinco mil pies romanos de 0,296m., equivalente a mil pasos ( milia passum ) teniendo cada paso la misma longitud que cinco pies. Como iba diciendo, este miliario está ubicado en su enclave original, llamado también "el correo" pues tiene un hueco tallado donde se dejaba la correspondencia.

¡¡ UN POYETE ROMANO !!












 Algo mas de 1 km. después se observa el puente de Santiago a la derecha del carril,  a esa misma altura se cruza la carretera nacional y pronto se alcanza la población de Aldea del Cano.




 En esta localidad, el camino de Santiago no pasa por ella a pesar de que cuenta con un albergue para peregrinos, yo si me desvié unos 500m. para entrar al pueblo y comprar algo de vitualla pues mis tripas llevaban un buen rato pidiéndolo.

Una vez cubiertas mis necesidades estomacales y  fisionómicas, aproveché el parón para hacerme una cura en las heridas de mis pies, que cada vez eran mas numerosas. Con los kilómetros acumulados,cada vez caminaba con mas dificultad y dolor a cada paso.  Menos mal que ya estaba cerca de mi meta final, Cáceres.



De nuevo en marcha, poco después de abandonar Aldea del Cano pasando bajo la autovía A-66 me encontré con un cartel que me indicaba el paso a través de los Llanos de Cacerés ( kilómetro 17),a esa hora  ( 12:30 ),con el día caluroso y faltando aún 8 ó 10 kilómetros para llegar a Valdesalor, temí otra vez sufrir una deshidratación como la del día de antes, precavido, hice acopio en el pueblo de agua y bebida energética.





 El terreno era seco,el día totalmente despejado, el sol incidía  verticalmente y la escasa vegetación ofrecía pocas sombras. En varios barranqueras y ondulaciones del terreno se habían colocado hileras de cubos de granito para salvar las aguas de arroyos y corrientes pluviales cuando estos venían crecidos, en esta época, dichas corrientes estaban totalmente secas.




 A unos 3 km. de Aldea del Cano, llegué  al aeródromo de La Cervera, vi un hangar abierto y gente reparando una avioneta, con la excusa de informarme ¿que tipo de utilidad se le da a estos aparatos,agrícola, comercial, ocio...? me metí dentro del hangar. En realidad lo que buscaba era algo de sombra y así descansar un poco.




 Pero la estancia allí fue corta pues no quería demorarme mucho, crucé la explanada del aeródromo, pasé junto al yacimiento arqueológico de La Cervera, de origen romano y de la época medieval,  continué mi andadura por una pista de tierra totalmente llana, larguísima y serpenteante que conducía a Valdesalor que ya se vislumbraba a lo lejos a unos 5 kilómetros que no  parecían acabar nunca, como cantaba Serrat en "El horizonte".
                                                    ...y cuanto mas voy p´alla
                                                       mas lejos queda.

Valdesalor

 
puente viejo de la Mocha
Antes de llegar al pueblo, a modo de entrada, se cruza por el puente de la Mocha y que salva las aguas del río Salor donde hay establecido también un pequeño observatorio de aves.


Aprovechando las instalaciones
Valdesalor, es una diminuta población de esas llamadas " de colonización ", en la actualidad ya si cuenta con albergue pero en la fecha en la que yo llegué, este aún se encontraba en construcción por lo que a los peregrinos se les proporcionaba alojamiento en los vestuarios de su campo de fútbol, para dormir sobre colchonetas de entrenamiento,¿que mas se puede pedir? ¡¡IT´S FREE !! Las llaves hay que solicitarlas en el club de la 3ª edad donde también se les ofrece menús muy baratos para el almuerzo y cena. Fue aquí donde coincidí de nuevo con Vicente, el peregrino de Valencia que conocí en el albergue de Mérida y con el compartí el vestuario del equipo visitante, mas tarde llegaron un par de guiris francesas que se alojaron en los vestuarios del equipo local donde únicamente funcionaban las duchas. ¡Una faena, vamos!


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