miércoles, 13 de febrero de 2013

ETAPA 26: GALISTEO - OLIVA DE PLASENCIA 30 km. aprox.



TIEMPO: 8 HORAS
DIFICULTAD: NINGUNA



                                           "No es bueno que el hombre esté solo"
                                                                    Génesis 2:18


 18/11/1012
Al comienzo de esta etapa, comencé a prepararme con la ilusión de tener la compañía de mis amigos de albergue, pues no fue así, Jon que aún seguía acostado en su litera me comentó que ese día, se lo tomaría de "tranqui" pues solo tenía previsto caminar 10 km. hasta Carcaboso. Irina por su parte, quería dar una vuelta por un mercadillo medieval que se estaba montando en la plaza intramuros de Galisteo antes de comenzar su camino, todo esto, le costó Dios y ayuda en hacérmelo saber . Mi itinerario aquel día era mucho mas largo, así pues, no esperé mas y salí al camino otra vez solo.


 Un manso río, una vereda estrecha,
un campo solitario y un pinar,
y el viejo puente rústico y sencillo
completando tan grata soledad.
                                                                                   -Rosalía de Castro-



Antes de dejar definitivamente Galisteo, quise dar un paseo de calentamiento por dentro de su muralla y con luz diurna. Reitero de nuevo que el pueblo me pareció muy bonito y animo a todo aquel que tenga ocasión, hacer parada en él.


 Salí de Galisteo cruzando el puente medieval a las afueras de este,para continuar después por una carretera comarcal que une este punto con la localidad de Carcaboso, no hay pérdida alguna pues se encuentra bien señalizada en dos rotondas y pasando bajo la autovía EX-A1. A continuación se marcha por asfalto y en linea recta cruzando el Valle del Alagón, teniendo siempre el río Jerte a la derecha.
 

Tras 5 kilómetros aproximadamente se llega a la primera población, Aldehuela del Jerte, lugar este que crucé sin ver gente alguna.



Cinco km. mas por el recto asfalto, alcancé la población de Carcaboso, situado a 12km de distancia y a la izquierda de la ciudad de Plasencia. Anduve un poco por las calles de Carcaboso antes de tomar un camino señalizado y embarrado que me alejaba del pueblo.

  Recuerdo que fue en este punto, que escuchaba RNE a través del móvil donde conocí la muerte de Emilio Aragón (Miliki),el payaso de la tele que tan buenos momentos me hizo ( nos hizo) pasar en la infancia. La programación de  radio durante todo ese día fue dedicada a este personaje, por lo que se me hizo mas ameno el camino.

A continuación, tras dejar atrás Carcaboso pronto se llega a una zona con yacimientos romanos conocida como San Pedrillo en la misma orilla del río Jerte, aquí tome un bocadillo para reponer fuerzas. Al poco salieron a mi encuentro desde una finca cercana, dos enormes " perrancos", tan grandes como mansos y bobos eran, pero me hicieron compañía.
Era algo mas de las una de la tarde y no había  hablado con nadie ese día desde que me despedí de Jon e Irina en el albergue, ni para preguntar siquiera.


Después tras cruzar una verja, marché por un estrecho sendero rodeado de alcornoques, encinas y jaras, salpicado de vez en cuando de lagunas que servían de bebedero para el ganado. El camino era llano y el firme suave y húmedo. De vez en cuando, pasaba junto a alguna "piara" de ovejas y manada de vacas que pastaban en las extensas fincas amuralladas por las que transitaba el camino. Si antes había echado en falta el contacto humano, ahora no, durante las dos horas largas de recorrido por este paraje, disfruté mucho del paisaje, de la paz y sosiego que este ofrecía.


 A medio recorrido por este trayecto, al viajero en bicicleta se le ofrece la opción tras cruzar un portón metálico a la izquierda de continuar por carretera asfaltada y poco transitada CV- 84 que procede desde Valdeobispo, tanto esta carretera como el sendero por el que yo transité, vienen a unirse en el mismo punto a la altura de Ventaquemada en la carretera hacia Oliva de Plasencia.


Desde este punto, la ruta natural diseñada y señalizada para esta jornada, continua de frente durante 6Km. mas por Cañada Real hasta el Arco de Cáparra punto y final de la etapa, pero existe un inconveniente, no hay albergue, por eso tomé la decisión de desviarme a la derecha, marchando esos mismos kilómetros y por asfalto ( carretera CCV-12.2) hasta Oliva.

 

Unos pocos kilómetros antes de acabar, descansé a orillas de la carretera junto al vallado que cierra la laguna del Pozo de las Mozas donde me entretuve en dar trozos de pan a las vacas que se acercaban a la alambrada.

 Ya por fin, llegué a Oliva de Plasencia con los pies bastante cargados agravados por estos últimos kilómetros por carretera.




El pueblo muy chiquitito a primera vista me gustó mucho en su mayoría de casas viejas y chiquititas. A la entrada de este se encuentra una gran y antigua mansión señorial. Me resultó placentero hablar con sus gentes  aunque solo sea por dar un saludo o preguntar por el albergue.


 Al localizarlo, lo encontré cerrado con unos números de teléfono a los que llamar clavados en la puerta, cuando contacté con Mónica, que así se llamaba la hospitalera esta me dijo que tardaría una hora en llegar y que podía esperar el el bar, un vecino que por allí pasaba me acompañó hasta el.
El bar, chiquitito también, al ser domingo por la tarde se encontraba atestado de gente, varias parejas y matrimonios con familiares junto a la barra mientras que las pocas mesas que había estaban ocupadas por ruidosos viejos jugando a las cartas y al dominó rodeados por mas viejos de pie.
Tras todo el día de paz y silencio, aquel bullicio ruidoso en un local tan pequeño resultaba bastante molesto, el dueño del local, hombre muy  amable me dijo que podía esperar sin prisas a que llegase la hospitalera y que el me avisaría cuando la viese subir calle arriba, también cené allí  aquella noche en un ambiente ya mas tranquilo después de que los viejos acabasen sus partidas.




 
De vuelta al albergue, apareció Mónica la hospitalera para ponerme al corriente de los sevicios del local, bastante grande y acogedor con tres plantas y un total de 18 ó 20 camas, todas para mi, pues yo era el único inquilino aquel día.





 Me selló la credencial y me dejo todo lo necesario para el desayuno del siguiente día.
Por ultimo, antes de despedirnos me facilitó el croquis de una ruta alternativa en la siguiente etapa hasta Cáparra para no volver sobre mis pasos desde donde tomé el desvío en Ventaquemada.
Por todo ello, muy amable Mónica, ¡ Mil gracias !

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