otro comienza.
Ni sabe el tiempo
que los hombres lo cuentan.
- Agustín García Calvo-
Habían transcurrido exactamente seis meses desde mi ultima etapa en esta aventura de recorrer el territorio nacional de abajo hacia arriba en mi particular Camino de Santiago. Seis meses que dejé transcurrir en espera de que pasado este tiempo mermase la gran afluencia de peregrinos que durante los meses estivales colman los senderos del llamado "Camino Francés" en su paso por la Comarca del Bierzo y la localidad leonesa de Ponferrada, lugar este en donde "arribé" allá por el pasado 6 de abril y donde me desplacé ahora para retomar esta aventura con la intención de culminarla definitivamente.
Fueron 10 días restados de mis vacaciones laborales los que necesité para caminar unos 300 kilómetros aproximadamente y poner fin a esta singladura por España.
En estos días he conocido y he convivído con mucha gente en mi mismo itinerario, algunos muy peculiares, curiosos, divertidos, gente con una gran carga de humanidad, amables y solidarios (Sonia, Alessio, José y Belen, Thomas y Anna, monsieur René, "los italianos cachondos", etc. Estoy ahora mismo rememorando esos diez días y no logro recordar que durante ese tiempo se produjese algún desagravio o un mal gesto, en estos u otros peregrinos con las que me crucé o con los que caminé.
El paisaje se me antojó muy distinto, bello, grandioso, alterno. El verde del musgo en los troncos, piedras, tapias y paredes, el verde de las grandes extensiones de terrenos cultivados, de los montes cubiertos de hierba, el verde de las hojas perennes en los arboles en contraste con el marrón de las hojas caducas en el suelo.
Pero como dijo Jack "el destripador",- vayamos por partes - en este caso, por etapas.
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ETAPA 41: PONFERRADA - VILLAFRANCA DEL BIERZO - TRABADELO 33,8 KM.
DIFICULTAD: NINGUNA
TIEMPO: 9 HORAS.
"Mal haya el peregrino que dice mal de su bordón"
-Refranero Castellano-
El lunes día 7 de Octubre, comencé de nuevo mis andanzas. Bien temprano, salí del albergue parroquial de San Nicolás de Flüe, donde hice noche a mi llegada a Ponferrada, algunos otros peregrinos también de pusieron en marcha.
Para salir de Ponferrada, hay que bordear en parte su castillo templario y seguir las indicaciones marcadas como camino de Santiago que conducen a una larga avenida (Huertas de Sacramento) que se recorre en toda su extensión hacia el norte.
Caminados unos 3,5 kilómetros se alcanza la pequeña localidad de Compostilla donde a través de un pasadizo ornamentado con grafitis referentes al camino de Santiago se accede a un bonito parque frente a la fachada de su ayuntamiento.
Como ya indiqué, este núcleo es pequeño y pronto se deja atrás, pasando bajo un túnel que salva la carretera N-VI.
A continuación se suceden las poblaciones de Columbrianos y Fuentesnuevas en las que hay que transitar por sus calles.
Al cabo de 2,5 km. después de este ultimo casco urbano, llegué a Camponaraya, población esta, mas grande que las anteriores y que también recorrí en toda su longitud por su calle principal.
En la salida, pasé frente a una cooperativa vinícola con una curiosa escultura en su fachada homenajeando a esta labor agrícola y paralelamente a los viñedos de la Comarca del Bierzo.
Después de dejar atrás una zona arbolada utilizada como parque de recreo, se cruza la autovía A-6 a través de un paso elevado. A partir de aquí y durante algo mas de 2 km., el camino de tierra serpentea entre viñedos. A principios de octubre, este tipo de cultivos estaban en plena actividad de cosecha, a ambos lados del camino y en medio de empinadas panderas, numerosas cuadrillas se esforzaban en recolectar la uva.
Por este sendero se camina hasta interceptar una carretera que se cruza y se circula por otra carretera local durante unos pocos metros donde a mano derecha se encuentra el llamativo edificio del Consejo Regulador denominación de Origen Bierzo. De aquí y en una pronunciada cuesta abajo, se entra en Cacabelos. Hay que transitar por medio de las calles de esta bonita localidad hasta el puente sobre el río Cuá, donde esta finaliza.
Sobrepasado el puente, se sucede un tramo sobre la antigua carretera nacional VI muy incomodo con una acentuada pendiente de casi 2 km., hasta la localidad de Pieros.
¿SENTIMENTAL ó GILIPOLLAS?
Me sucedió que al comienzo de este repecho, me desembaracé de mi carga para beber agua de una fuente junto a la carretera, reanudé la marcha subiendo hasta Pieros y continuando la subida hasta el desvío a San Clemente, donde la carretera comienza a descender. Después de media hora y de algo mas de 2 km. andados desde que repuse líquidos, caí en la cuenta de que algo me faltaba en mis manos,¡¡ MI BASTÓN!!,¡¡ Lo había dejado olvidado en la fuente!!, ¡¡Al comienzo de la subida!! Sopesando serenamente la situación primero, maldiciendo y blasfemando después, me dí media vuelta y desandando lo caminado fui a su rescate. A contracorriente, me fui cruzando con muchos peregrinos que me miraban extrañados unos y me intentaban corregir otros. Por mi parte, yo me fijaba en sus bordones por su alguno se hubiese decidido a coger mi palo. Al llegar de nuevo a la fuente, sentí gran alivio al verlo justo donde lo dejé, al tenerlo otra vez en mis manos, dí por bien empleado el esfuerzo extra. Joder, me había propuesto llegar con él a Santiago. ¿Qué iba a hacer?. Sentimental que es uno, ¿ó gilipollas?, quizá ambas cosas, ¿o ambas cosas son lo mismo? No sé.
Volviendo de nuevo al relato de esta jornada, alcancé por segunda vez el desvío a la derecha hacia San Clemente, marcado con flechas amarillas pero que según la hoja de ruta que yo disponía, no es el camino oficial, sino que es un sendero de tierra como opción para el que quiera evitarse un tramo mas de asfalto. este sendero conduce a la localidad de Valtuille de Arriba dando un rodeo y por ende mas largo que el camino oficial y con el que acaba convergiendo mas adelante.
Yo seguí por la carretera durante unos 2 kilómetros mas hasta que un mojón con la inscripción de la vieira de Santiago me indicara que debía abandonar el asfalto por una pista a la derecha. A través de esta, pasé frente a la puerta de un estudio de escultura, en medio del campo.
Mas adelante, confluí con algunos peregrinos que habían tomado el desvío de San Clemente, apenas 1 kilómetro antes de llegar a Villafranca del Bierzo, punto de llegada final de esta etapa (24,1 kilómetros).
En Villafranca del Bierzo, recibe a los viajeros la iglesia románica de Santiago.
"Una de las características de esta iglesia es su famosa Puerta del Perdón. Aquel peregrino que por motivos de enfermedad no puede continuar viaje hacia Compostela, si traspasa el umbral de esta puerta, y toma la comunión arrodillado en sus gradas, recibían aquí en esta iglesia, los mismos privilegios y "perdonanzas" que si hubiesen arribado a la ciudad Santa de Galicia."
Junto a esta iglesia se encuentra el albergue, pasé de largo y se me olvidó sellar en él. Bajando la calle hacia el centro de población, me topé con su imponente castillo del siglo XVI, al que recorrí en todo su perímetro para después vagar por las calles de forma relajada, aunque para mas "relaxing", nada mejor que una "big & cool jarra de cerveza in the soleada plaza a las tres de la tarde".
Cuando ya hube descansado e "hidratado" lo suficiente el cuerpo, decidí continuar y alargar esta jornada unos kilómetros mas, de modo que busqué la salida del pueblo siguiendo las indicaciones del camino que me llevaron a cruzar un puente sobre el río Burbia junto a un monumento a los peregrinos. Rebasado el puente, continué por el arcén de una carretera local que bordeaba el curso del río Valcarce durante unos 2 km. donde esta carretera enlaza con la N-VI, en este punto comienza una vía adecuada para los peregrinos por el arcén izquierdo de esta carretera nacional, separada del asfalto por un muro de hormigón de un metro de altura, ofreciendo al viajero a pie una protección frente al tráfico rodado, la autovía A-6 en su sinuoso trazado en un paso entre montañas, pasa varias veces por encima de este carril.
Los últimos metros antes de hacer entrada en Trabadelo se hacen muy agradables, gracias a la sombra que ofrecen viejos y frondosos castaños que bordean el camino y que además abastecen de materia prima para una serrería local.
En la entrada del pueblo, ofrecen alojamiento un hostal y un albergue privado, pero yo me alojé en el albergue municipal (mas barato), en el centro de población. Era acogedor, junto a un bar cuya propietaria era la encargada de gestionar los alojamientos además de sellar la credencial.
El albergue contaba con varias habitaciones y tuve la suerte de instalarme junto con dos parejas de chicos y chicas, todos muy jóvenes, Thomas y Anna (israelíes), José y Belén (de El Ferrol), a los que conocí y entablé amistad. Ya os los presentaré en próximas etapas en las que volví a coincidir con ellos.
¿No querrás que respongamos a tu reiterada pregunta?
ResponderEliminarYo preferí callarme :DD
Eliminar¿y por qué no?
ResponderEliminarTe puedes imaginar lo que me emociona leer tus andanzas por el norte, reconocerme en tus anécdotas y comprobar que hasta fotos tengo iguales a las tuyas. Espero ansiosa las siguientes jornadas =)
ResponderEliminarPatri