DIFICULTAD: ELEVADA.
TIEMPO: 10 HORAS.
Domingo 31 de agosto de 2014.
7: 00 A.M.
Tampoco fui el mas madrugador, otros peregrinos hacía rato que habían comenzado esta segunda etapa.
Terminado de pertrecharme, salí del albergue y volví sobre los pasos del día anterior pasando junto al cementerio de San Juan hasta el cruce del desvío al refugio y girando a mano derecha por la carretera en un fuerte ascenso de aproximadamente 2,5 kilómetros hasta el Alto del Fresno. El Santuario de la Virgen del Fresno se alza a la vista del viajero, yo desistí de hacerle una foto al pasar junto a él por la escasez de luz todavía.
Tocaba ahora un descenso vertiginoso por una ancha y peligrosa pista de tierra con mucha piedra suelta. Momentaneamente el camino se interna en un bosquecillo en donde crucé el puente de la Meredal con su fuente del mismo nombre en la que reposté líquidos.
Acto seguido se cruza por un puente de reciente construcción por encima de la autovía A-63, continuando en descenso hasta la aldea de San Marcelo con sus coloridas casas ubicadas en el fondo del valle. Hasta llegar a este punto, la sensación es de haber caminado mucho mas pero en realidad solo se han abarcado escasos 4 km. de etapa.
Una vez traspasado San Marcelo se circula por la carretera local SL-9 durante muy pocos metros, pues justo antes de llegar a una rotonda, surge un carril hacia la izquierda que nos guia primero por huertas de manzanos y después tras sortear el arroyo de la Meredal, el sendero se va tornando mas angosto cubierto por arboleda y maleza espinosa que dificulta el avance.
Superado este obstáculo se pasa junto a las "cuatro casas" que forman la aldea de La Reaz, justo antes de salvar una autovía por medio de un túnel.
De inmediato entré el la parroquia de La Doriga.
Pese a no ser una localidad digamos... grande, como hubo un tiempo en que si lo fue, cuenta con varios elementos históricos - culturales de relevada importancia como el Palacio de La Doriga y la Iglesia de Santa Eulalia.
Sin tiempo para entretenerme y muy a mi pesar, debía continuar el camino otra vez en ascenso, ahora por una ancha pista usada para la circulación de camiones y maquinaria pesada empleados en la construcción de una autovía elevada sobre el curso del río Narcea, río salmonero por excelencia. Pero esta colosal obra ahora paralizada solo ha dejado huella en montañas mutiladas a ambos lados del valle y gigantescos pilares de hormigón sin acabar.
A consecuencia de esta infraestructura inacabada, el camino se desvía provisionalmente por un sendero arbolado delimitado por un rudimentario muro de piedras.
Por ella se va descendiendo y pasado el tramo boscoso la senda se va estrechando paulatinamente a la altura de unas cuadras de vacas y caballos, pertenecientes estas a la localidad de Casas del Puente, junto a la carretera nacional 634.
Continuando ahora por asfalto, teniendo a mano izquierda una extensa plantación de kiwis y posteriormente pasando junto a la barriada de La Rodriga para atravesar de seguida el puente sobre el Narcea y sirve como entrada a la localidad de Cornellana.
En este lugar hice un alto para el desayuno, ya que habían pasado mas de dos horas de que comenzase esta etapa y aún no había ingerido alimento ninguno.
Acabado el descanso, transito por las calles de Cornellana siguiendo las indicaciones de las señales amarillas que me conducen al abandonado Monasterio de San Salvador. Actualmente en fase de restauración, en su interior acoge el albergue de Cornellana.
El transito a partir de este punto es mas placentero y relajado, por un tramo de abundante vegetación y masa forestal. Paco y yo nos fuimos dando a conocer. Realizaba el camino de Santiago merced a unas vacaciones tomadas en su trabajo como diseñador gráfico de platós de TVE y por ende me dio a conocer algunos entresijos entre bambalinas de esta radio televisión publica.
De esta manera entre confidencias, llegamos a una cantera donde las maquinas y cintas transportadoras realizaban enormes montones de sílice triturado.
Esta cantera da entrada a la pequeña localidad de Llamas.
2,5 km. mas adelante aparece la población de Quintana y algo mas de 1,5 km. accedemos a Casazorrina tras atravesar su puente.
Transitando por la calle principal de esta localidad, llamaron mi atención un par de zuecos de madera junto
a las puertas de una cuadra, tomando una fotos de estos aparecieron dos simpáticos lugareños que nos dieron una demostración de como colocarse y el uso que le dan a este calzado que allá le llaman " galocha". A mi me hizo mucha gracia el peculiar acento asturiano usado en sus explicaciones y alguna que otra palabra en bable.
Nos vamos acercando a la N-634 pero antes salvamos una autovía por un túnel y después cruzamos la carretera. La barriada de Mallecín es la antesala del casco urbano de Salas casi anexionados ambos.
Paco y yo, siguiendo las flechas nos dirigimos directamente al albergue municipal de Salas, recorriendo la larga avenida del Llaniello. Localizado el albergue, hay que solicitar las llaves de este en el bar Pacita donde también sellamos nuestras credenciales.
Paco acabaría su etapa aquí, para mi, los 20 kilómetros recorridos para llegar a Salas constituían solo la mitad de mi jornada aquel día.
Así pues, antes de despedirnos nos invitamos a varias rondas de cerveza deseándonos ambos ¡BUEN CAMINO!
Palacio de Valdés Salas y torre medieval |
Río Nonaya a su paso por Salas. |
Al pasar bajo el Arco del Palacio de Valdés Salas y su torre medieval, me encontré con la joven Marina y su padre Luís a los que conocí en el albergue de Oviedo, ellos también alargaron esa etapa un poco mas. Aproveché su presencia para que me hiciesen unas fotos inmortalizando este lugar.
Dejando atrás Salas, continuo por un bonito sendero cubierto por frondosos arboles que me proporcionaron una agradable sombra en aquel soleado mediodía. A mano derecha oía el rumor de las aguas del río Nonaya en el fondo del barranco.
Este tramo fue muy llevadero a pesar de ser en ligero ascenso. Mas adelante la cosa empeoró al confluir con la N- 634 y la subida se tornó mas pronunciada. La carretera describe una curva muy cerrada en donde la autovía pasa muy por encima sostenida por altos pilares de hormigón.
Esta agotador tramo que para mas "inri" cubrí en las horas mas calurosas del día y con escasa vegetación, me condujo hasta la aldea de Porciles junto a un parque eólico. En resumen, desde que partí de Salas hasta aquí, había cubierto una distancia de unos 6 km. con un desnivel de 400m.
Avanzando 2 km. mas llegué a la población de Bodenaya, el camino circula a través de sus calles y frente a su curioso albergue de peregrinos ubicado bajo un hórreo aprovechando la estructura de esta construcción.
Albergue de Bodenaya |
La población de La espina sobreviene avanzando un kilómetro mas, cuenta con numerosos bares y toda clase de servicios. Marchando por su calle principal me encontré con un peregrino que realizaba el camino de Santiago a caballo, se encontraba descansando dando pan duro a su yegua. Me interesé por el y en una animada conversación me confesó que lo mas complicado de hacer el camino a caballo era encontrar un lugar al final de cada etapa en donde acampar (no usaba los albergues) y donde su montura pudiese comer hierba fresca sin tener que invadir ninguna propiedad privada.
A la salida de La Espina, de una rotonda surge una senda delimitada por un muro de piedra y como curiosidad, sembrada de pequeños trozos de azulejos de colores semi-enterrados en el barro. Por este carril tras 1 km. se llega a la parroquia de Pereda.
Ermita del Cristo de los Aflijidos (Pereda) |
Fuente de El Reconco (Pereda) |
Viejo molino (Bedures) |
El Pedregal |
A continuación un tramo de unos 4 km. mas ó menos sin ningún núcleo urbano hasta Santa Eulalia de Tineo, población esta que apenas se roza.
2 kilómetros mas para llegar a la barriada de San Roque. Descansé unos minutos en las gradas de su campo de fútbol mientras dos equipos de "zagales" disputaban un partido. Algunos de ellos eran muy buenos.
Merendero de San Roque. |
El último kilómetro de esta doble etapa la hice acompañado de un lugareño de San Roque, haciendo de guia turístico mientras me explicaba costumbres de este lugar y al llegar a Tineo se presto a hacerme una foto como final de etapa.
Una vez enfriado del esfuerzo y sobrevino el cansancio, me juré no volver a realizar una etapa tan larga.
El juramento fue en vano.
Tineo |
Un poco de relax.
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